tag:blogger.com,1999:blog-374849002024-03-13T00:44:10.991-07:00conejita de indiasVisto que, en estos momentos, la zona de guerra más cercana es la que cruza los camellones de la Ciudad y que entre las paredes de la Redacción ya se arman las apuestas, Bridget Jo decidió exponerse sin reparos a las más exóticas experiencias urbanasUnknownnoreply@blogger.comBlogger27125tag:blogger.com,1999:blog-37484900.post-1078083458344221192007-03-09T15:09:00.000-08:002008-03-25T14:38:03.307-07:00MUDANZAS VARIASEsta Conejita se muda una vez más. Y esta vez por una razón de peso.<br />Les explico pa' que no se me confundan:<br />Como les conté hace ya varios meses, en la cosa laboral tuve un cambio estrepitoso. Y que supongo, notaron con estas largas ausencias.<br />En fin, la razón es un nuevo proyecto en esto del internet. Sí, es cierto: mientras menos nos sale lo del amor, más funciona la cosa del trabajo.Y ahí es que ahora voy a vivir, junto a otros que comparten este asunto del blogueo intenso (y obvio mis recuentos de la Yuris, empiernamientos varios y desamores). Se llama Ciudad de Blogs y mi casa está a sólo un click de distancia:<br /><a style="font-weight: bold;" href="http://conejitadeindias.wordpress.com/">http://conejitadeindias.wordpress.com </a><br /><br />Sé que no tardaran en aparecerse por ahí.. cierto?Unknownnoreply@blogger.com9tag:blogger.com,1999:blog-37484900.post-58897191381933647332007-03-08T06:25:00.001-08:002007-03-08T06:51:27.806-08:00DICHOS QUE DICENQuien me conoce sabrá que como una auténtica tía abuela, lleno mis discurso de dichos ¡oh si! gran sabiduría popular. Y en estos momentos, ese de<em> “por una puerta que se cierra, se abren tres”,</em> me queda como anillo al dedo.<div class="entry"> <p>Digamos que después del sufrimiento muy sufrido del fin de semana, estamos en franca recuperación. Y por ahí dos que tres Conejitos están ayudando en el proceso del levantamiento de ánimo que teníamos pegado al suelo como estampita.</p> <p>Primero acordé cena definitiva y definitoria con <em><strong>El Conejito PR</strong></em>. Después de muchos muchos muuuuchos meses de pestañeos, ya es hora de llegar a un acuerdo ¿no? Estaba yo en esas disertaciones cuando sonó el teléfono. Casi 12 de la noche. Al otro lado nada menos que <em><strong>Mr. Perfect</strong></em>, reaparecido luego de muchos meses de alejamiento. Sólo para justificar las causas de la distancia tomada y con ganas de recuperar el tiempo perdido. ¿Estamos todos locos? En fin, confieso que dio gusto la llamada y que venga lo que tenga que venir.</p> <p>Y cuando una veía acercarse peligrosamente un fin de semana más, de esos donde irremediablemente, una despierta con una misma y sin el susodicho al lado, sucedió algo que promete mejorarlo. Apareció en red el <em><strong>Conejito Marinero</strong></em>, al cual no conozco pero que siempre tiene buenos consejos a la mano. Ésta vez, ofreció un cambio, literal, de aires. Y yo, ni tarda ni perezosa, acepté.<a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjCGgJBM9rgWWStBqqCUN017qfXJwjRxKZLngyiScoB6nJy0iOWZ_ug-JQqH1EY11dSo6HEmZdB_8j_q9X0lvt5ZXOZC-5lq1tU1jGtu65DoNrmqrIhmXAUNyZNNjxhAz4LuHxM/s1600-h/grancrucero.jpg"><img style="margin: 0px auto 10px; display: block; text-align: center; cursor: pointer;" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjCGgJBM9rgWWStBqqCUN017qfXJwjRxKZLngyiScoB6nJy0iOWZ_ug-JQqH1EY11dSo6HEmZdB_8j_q9X0lvt5ZXOZC-5lq1tU1jGtu65DoNrmqrIhmXAUNyZNNjxhAz4LuHxM/s320/grancrucero.jpg" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5039565959955403826" border="0" /></a></p> <p>El sábado llevaré a cabo una nueva y excitante experiencia urbana: velear. Y por supuesto, la primera pregunta existencial que llegó a mi mente fue: ¿qué demonios me voy a poner? Ja. Sólo prendan veladoras para que eso no sea un nuevo Cabo de Miedo. Brrrr. </p> </div>Unknownnoreply@blogger.com7tag:blogger.com,1999:blog-37484900.post-84947864870874527842007-03-06T17:07:00.000-08:002007-03-06T20:33:03.737-08:00Y SIGUE LA MATA DANDO...Ah verdad. ¿Qué dijeron? Que a mi ya no me iba a pasar? ¡Pues no! Eccome qua, con un nuevo truene. Yo digo que ya hasta estoy haciendo callo en esto, cabeceo, esquivo y finalmente ¡pum! revienta.<p>La historia es simple. El viernes pasado, el <i><b>Conejito Estratégico</b></i>, así sin siquiera darse cuenta, tomó una decisión crucial. De esas donde la renuncia es irrevocable. Con la mano en la cintura... ¡y un mensajito telefónico!. Ah pero hay que ser insensible, profundamente insensible, sabiendo que yo tenía el corazón colgado de un hilito. </p><p style="text-align: left;"> A las 12 de la noche oí la alerta. El corazón se me detuvo al ver la luz en la pantalla del teléfono. Sabía perfectamente de quién venía y la noticia que nos daba. El hilo se rompió y el corazón se me cayó, estrellándose estrepitósamente contra el suelo. Una vez más.<a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjmfnt97lWLFY7OLRvvDo9qzuY9HDtrMJmWh4ohDKpTrpzUNw6XCLoS69-cF9lgaymyU92CfY58lA-EA6fGh8TXYtj61Fx92TAPqssH40WO-qquHwLLvoZHVSQrkGvsBCrqKqyP/s1600-h/dibuix86.jpg"><img style="margin: 0pt 10px 10px 0pt; float: left; cursor: pointer;" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjmfnt97lWLFY7OLRvvDo9qzuY9HDtrMJmWh4ohDKpTrpzUNw6XCLoS69-cF9lgaymyU92CfY58lA-EA6fGh8TXYtj61Fx92TAPqssH40WO-qquHwLLvoZHVSQrkGvsBCrqKqyP/s320/dibuix86.jpg" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5039032183025112386" border="0" /></a></p><p>En ese preciso momento fuí yo quién decidió. Recogí las partecitas y me dediqué a la dificil tarea de la reconstrucción. ¡Menos mal que esto del zurcido invisible siempre se me ha dado! Ahí estaba yo pega que te pega, cose que te cose, remienda que remienda porque eta vez, entre él y mi autoestima, yo salgo ganando.</p><p> </p>Para cuando se apareció el domingo, cola de peluche entre las patas, era demasiado tarde. Lo que venía a decir ya estaba dicho.Unknownnoreply@blogger.com7tag:blogger.com,1999:blog-37484900.post-46468983844607015992007-02-28T08:25:00.000-08:002007-03-06T20:31:08.726-08:00ESO YA LO VIVÍSi siempre lo he dicho, cruzar la ciudad tan sólo para encontrarse con un <em>ex</em> es una de las experiencias urbanas a la que ninguna <em><strong>Conejilla</strong></em> debería someterse.<div class="entry"> <p>Pero ahí te voy, cómo no, a las siete de la noche en pleno insurgentes para llegar a un starbucks (que ya de por sí, no son los niños de mis ojos). El recorrido desde el profundo poniente hasta esas zonas sureñas incluía, obvio, el tráfico en hora pico. Llegué radiante. Vestido chairo, taconísimos y super pelazo. Y ahí estoy, muy guapa y sentada, espere.. y espere.. y espere.. y espere..</p> <p>De pronto llegó. Esta vez, hay que decirlo el <strong><em>Conejito Forevereado</em></strong> se retrasó “sólo” 18 minutos. Practicamente se desplomó en la silla. Me miró y sonrío. ¡Joder! ¿Siempre se habrá sabido encantador?</p> <p style="text-align: left;"><a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgwtQkrA3yD8Gf75mSnnAb5oEnYeal-vDnyKhKPh49MXTkxV_JaNXlI2HhgVcGLtk9M9Dr_eCm5lanS1j40EZXdw5pQDaY1SWM-_eHa_DKnfgmP8GIfdv9TvXnAGUSsUk1YFaUE/s1600-h/dibuix94.jpg"><img style="margin: 0px auto 10px; display: block; text-align: center; cursor: pointer;" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgwtQkrA3yD8Gf75mSnnAb5oEnYeal-vDnyKhKPh49MXTkxV_JaNXlI2HhgVcGLtk9M9Dr_eCm5lanS1j40EZXdw5pQDaY1SWM-_eHa_DKnfgmP8GIfdv9TvXnAGUSsUk1YFaUE/s320/dibuix94.jpg" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5039033810817717586" border="0" /></a>Habló poco y por supuesto, yo no cerré la boca. Exactamente 43 minutos y un chai latte duró la cita. Después de varios intentos inutiles por mantener una conversación coherente, ofreció una próxima vez. Terminó mal y cada uno salió por su lado. Lo vi alejarse por la acera con ese ‘tumbao que tienen los guapos al caminar’ cual buen Pedro Navajas.</p> <p>Abrí la puerta del auto con la firme convicción de que no había más que decir. No hoy, ni una próxima vez… hacía meses –quizá años– que habíamos acabado con las últimas palabras. En ese momento sonó el teléfono.</p> <p>–<em>Te invito a comer la próxima semana.. anda.. ya no te enojes..</em>. dijo.</p> <p>Aseguró que entonces diríamos todo aquello que nos queda por decir. </p> </div>Unknownnoreply@blogger.com10tag:blogger.com,1999:blog-37484900.post-12675221165148694412007-02-09T08:36:00.000-08:002007-03-06T20:32:13.691-08:00CONFUSIONES VARIASDigo, no es novedad que la Conejita se confunda, pero lo raro es que esta vez, me lo tome con tranquilidad chicha.<br /><a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgcmzjYpYXJ-DWJG7PoyeM9i-EGyRhkm72b4P8XW8N85eEZLoVQqrz94XyU1LdF-7VyTkaRxnJGeCX9r_vZGJ9QDJvl0M5TZOf7eN5RO6stHjKdYf2h8gJQ9FSI3zzLt_U87nyw/s1600-h/dibuix92.jpg"><img style="margin: 0px auto 10px; display: block; text-align: center; cursor: pointer;" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgcmzjYpYXJ-DWJG7PoyeM9i-EGyRhkm72b4P8XW8N85eEZLoVQqrz94XyU1LdF-7VyTkaRxnJGeCX9r_vZGJ9QDJvl0M5TZOf7eN5RO6stHjKdYf2h8gJQ9FSI3zzLt_U87nyw/s320/dibuix92.jpg" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5039035657653654882" border="0" /></a><br />Llevo varios días sola, sola, sola de amores. Digamos que estamos en receso de besos, empiernamientos y cariñitos varios. Y yo, tan tranquila... o casi. Unos van, otros vienen pero no hay uno que quiera que se quede.<br /><br />Resulta que hasta aquel <span style="font-style: italic;">Conejillo Estratégico</span>, importante de las épocas navideñas, se ha convertido a paso vertiginoso en una reproducción de lo que tanto me temía: chispazos de enamoramiento que desaparecen cuando cierra la puerta detrás de él.<br />Digo, tampoco es que esté loca, según mi razonamiento más complicado se trata de un simple mecanismo de defensa: él le huye al 'amarre' pues lo ponemos bien desamarrado junto a todos los demás. Desapareció pues la 'dichosa conejita navideña de un sólo hombre'. Ohquela, digo yo!<br /><br />Será por eso, que encuentro casi cada mañana con gusto el mail del <span style="font-style: italic;">Conejito Vagabundo</span>. Cada vez con líneas más confusas, enredadas y yo divirtiendome en desenmarañar una historia sin pies ni cabeza.. ni futuro. Joder!<br /><br />Y por si fuera poco... sucedió.<br />Sí, sí, sucedió. Con el <span style="font-style: italic;">Conejito De Siempre o Forevereado</span> como diría Pepe ¿Cómo fue?.. no quiero ni pensarlo. El punto es que quedamos en una cita, como esas de entonces. Pusimos lugar y hora de un día de una próxima semana. Y yo ya sé cómo sucederá: llegaremos los dos. Yo más puntual que él, como siempre. Y como siempre nos tomaremos un café mirándonos a los ojos. Seguramente empezaremos con el tono frío que pide contarnos un poco de estos meses. Seguramente nos despediremos con un abrazo fuerte, pegará sus labios a mi oido y yo esconderé mi nariz en su cuello. Tardaremos más de tres minutos en separarnos... Lo demás, a más de seis años de repetir la historia, aún no lo sé.Unknownnoreply@blogger.com9tag:blogger.com,1999:blog-37484900.post-46255725178864587972007-02-06T22:03:00.000-08:002007-02-06T22:05:46.171-08:00CORRE, CONEJITA, CORRE<span style="font-weight:bold;">En una sobremesa donde abundaron los tequilas aseguré que si Rulo los aguantaba, yo no podía quedarme atrás. Total –pensé ante la propuesta de correr la carrera Nike– ¿cuánto pueden ser 10 kilómetros? </span><br /><br />Ya muy apuntada, convencí con dos aleteos de pestañas a Roberto, un maratonista clavado, dispuesto a guiarme en la aventura. Tenía diez semanas para lograrlo. El tiempo suficiente para mi aliento fumador.<br /><br />Dos días después, a las 5.30am sonó el despertador. Extendí el brazo, tiré el vaso con agua sobre el buró y apagué el tintintin incesante. <br />–<span style="font-style:italic;">¿Estamos todos locos?</span> pensé. N<span style="font-style:italic;">adie se levanta a esta hora a correr.</span><br />Al verme, Roberto abrió los ojos como platos:<br />–<span style="font-style:italic;">¿Así vas a ir? </span><br />Mmmm ¿Qué tenían de malo mis pants gris-pijama con resortito en los tobillos, la camiseta holgada rosa bebé y la “donita” en el pelo?<br /><br />Al llegar obtuve la respuesta. El Sope reventaba de corredores fashion: niñas en perfectas mallas licrosas, tops dri-fit, bandanas ergonómicas y ipod nano en el brazo; ellos se movían en shorts holgados, t-shirts de la última carrera conquistada, Polar en la muñeca y tenis ultratechies. Eso parecía más un desfile de modas mañanero que un lugar para ejercitarse. Y yo, la elefantita de Disney a punto de ponerse de puntitas en la pista.<br /><br />Ya en movimiento, el aire frío se me metió por la nariz. Después de 13 minutos exactos, escupía el pulmón, tenía la cara roja como un tomate y la cabeza a reventar. Ya por desfallecer, chequé la distancia: 2 kilómetros. Entré en pánico: los diez serían imposibles. <br />Pero como cada nueva adquisición merecía ser presumida en la pista, continúe el entrenamiento en riguroso desorden. Tres, dos, a veces una o ninguna a la semana en un proceso directamente proporcional a mis visitas a tiendas deportivas. <br /><br />La noche antes de la carrera me comporté como un atleta: cené pasta, tomé todo el potasio que se me puso enfrente y un antigripal, recomendado por mi doctor en un secreto que me llevaré a la tumba. <br />Luego acomodé el outfit sobre la cama: camiseta amarilla, short negro XS que me quedaba cual prima hermana de Ninon Sevilla, calcetines que se secan solos, tenis conectados al ipod ultracargado con la música de impacto –Kpaz de la Sierra incluídos–, llaves de mi casa y un billete de 200 pesos. El futuro estaba a punto de decidirse. <br /><br />Me presenté en la pista. Eran las 6am y llovía. Seguro me estaba volviendo loca. Ocupé una de las primeras filas con los corredores DOC que se empujaban para obtener el mejor lugar en la línea de salida. ¿Pero qué necesidad? Junto a mí Benny Ibarra, Celina, Barbara Mori y Chema Torre, muy tranquilos, calentaban y saludaban a las cámaras. <br /><br />El disparo de salida sonó. Me pasaron por encima kenianos y chilangos dispuestos a romper sus propias marcas. <br />Al kilómetro 2 empecé a sentir los estragos del cigarro. <br />Por ahí del kilómetro 3 el sudor dejaba tremendas marcas en la camiseta mientras a mi lado Bárbara, divina, corría con lentes oscuros, moviendo las caderas como si fuera reaggeton. <br />-<span style="font-style:italic;">Bitch</span>, pensé. <span style="font-style:italic;">Es perfecta hasta en estas condiciones.</span><br /><br />“Pero te vas a arrepentir” sonaba en mis oídos cuando llegué al kilómetro 4. <br />A unos cuantos metros vi la entrada al puente de parque lira. Kilómetro 5. La gente en las banquetas aplaudía. Un dj agitaba el puño mientras mezclaba. Yo estaba a punto de tirar la toalla. <br /><br />Más adelante estaban los centros de abastecimiento. Cual atleta en maratón decidí hacerlo con estilo. Me acerqué y me entregaron una bolsita con agua. Arranqué una esquinita con los dientes y sorbí desesperada. El agua entró en mi garganta de un chorro, escupí y comencé a toser. Esto no estaba siendo glamoroso.<br /><br />En el kilómetro 7 las piernas empezaron a fallar. La rodilla rechinaba y las pantorrillas parecían estar en llamas. <br />-Eso, pensé. Este es el momento en que caigo desmayada y me despegarán como estampita del pavimento.<br /><br />-<span style="font-style:italic;">¡Vamos vamos, campeona, tu puedes!</span> gritaba Roberto mientras me rebasaba. Sonrió, me guiñó el ojo y siguió corriendo. <br />Apenas un kilómetro después se acabó toda mi buena voluntad. <br />-<span style="font-style:italic;">¡Al carajo la carrera, las metas y los logros! </span><br />Bajé el ritmo, abrí la boca y aspiré bocanadas de aire. ¿Pero qué nadie veía que me estaba muriendo?<br /><br />A punto de desertar, la gente se arremolinaba a los lados de la pista. Cada vez se oían más aplausos. Alcé la vista y ví la Diana, la meta.<br />-<span style="font-style:italic;">¡Guey! estoy a punto de lograrlo.</span><br />Besos, manos, gritos. No faltaba más de un kilómetro. <br />Busqué desesperadamente en el ipod mi powersong. El espíritu popero no me abandonaría ahora..<br /><span style="font-style:italic;">“empiezo a caer, empiezo a entender que nada vale la pena sin miedo a perder…”</span><br />Ahí de frente estaba el reloj. Con dificultad logré distinguir. <br />1hr. 2min. 56seg… 57seg.. <br /><span style="font-style:italic;">“espérame corazón.. no vueles que sigue siendo hoy..”</span><br />58 seg.. dos pasos más. <br /><span style="font-style:italic;"> “para que un día nuestras promesas se hagan verdad todas bajo el sooool.” </span><br />59 seg… un paso. <br />1hr. 3min 0seg.<br />Alcé los brazos y grité fuerte. Ningún conocido respondió. Me faltó público, pero juro que llegué en un honroso lugar 13,191. Admitámoslo. Pude haber muerto en el intento.Unknownnoreply@blogger.com8tag:blogger.com,1999:blog-37484900.post-86747353227167660172007-02-01T10:52:00.000-08:002007-03-06T20:16:00.297-08:00SI HUBIERA..Desde que ví esa película, muchas veces me pregunto si mi vida hubiera cambiado radicalmente si la puerta del metro se hubiera abierto-cerrado a tiempo-destiempo. (cuántos hubiera, joder!)<br /><br /><a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh5lE5Q_D2WEvII3S43hcUCvGHXupHVT_JQZ6kfW5L64KRft9-ZpDK_V66UmIgZY-TUmdteFZ5MuUsrNqrrHeGKt0-FlBdfDaxSGqlNida5oSMmMKpFKX-XImOUWb4TM7S3AQcw/s1600-h/DSCN3768-1.jpg"><img style="margin: 0pt 0pt 10px 10px; float: right; cursor: pointer;" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh5lE5Q_D2WEvII3S43hcUCvGHXupHVT_JQZ6kfW5L64KRft9-ZpDK_V66UmIgZY-TUmdteFZ5MuUsrNqrrHeGKt0-FlBdfDaxSGqlNida5oSMmMKpFKX-XImOUWb4TM7S3AQcw/s320/DSCN3768-1.jpg" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5039031375571260722" border="0" /></a>Pues resulta que unos minutos antes de abandonar el Puerto, caminaba por el adoquín, de la playa hacia mi habitación con paso apresurado.<br /><br />–<span style="font-style: italic;">Me falta, le decía a <span style="font-style: italic;">Miss Bussines Bunny</span>, cerrar la maleta, pedir recibos, llamar un taxi, despedirme del guía y shalala</span>..<br /><br />En esas iba del recuento cuando pasó a mi lado. No lo ví, lo sentí. Giré la cabeza y empecé a escanear: los pies descalzos, la tabla de surf, bronceado intenso, barba crecida... dos segundos después reconocí sus ojos claros que la noche de anoche me miraban desde dentro. El corazón se me detuvo, contuve la respiración y paralicé al cerebro.<br /><br />Voltée la cabeza y seguí caminando como si nada. En silencio. Escondida tras los lentes oscuros. Dos pasos más adelante, tomé aliento:<br /><br />–<span style="font-style: italic;">Era él</span>, dije<br />–<span style="font-style: italic;">¿Quien?</span> contestó <span style="font-style: italic;">Miss Bussines Bunny</span> sorprendida.<br />–<span style="font-style: italic;">El de anoche</span><br />–<span style="font-style: italic;">¿Queeé? </span> –atinó a decir– <span style="font-style: italic;">¿y por qué demonios no lo saludaste?</span><br />–<span style="font-style: italic;">No lo sé... Creo que no lo reconocí a tiempo</span>.<br /><br />Di media vuelta y lo vi a lo lejos. Caminaba, descalzo y bronceado, tabla de surf en mano por el adoquín. Demasiado tarde. Estúpida, estúpida, estúpida pensé. Se había cerrado la puerta del metro.<br /><br />De vuelta a la Ciudad, no volví a pensar en el incidente. Hasta que apareció en mi bandeja de entrada. "You have a mail". Con la sonrisa estúpida que me caracteriza empecé a leer:<br /><br /><span style="font-style: italic;">"te diré que fimos víctimas de un desafortunado despiste... fue una situación que me superó por completo, tú pasaste de largo y yo pensé que si habías actuado así, sería por algo"</span><br /><br />Aaaaahhhhhhh! Cielos! ¿Pos que no, nomás estas cosas pasan en las pelis? La puerta del metro no se cerró por completo.Unknownnoreply@blogger.com9tag:blogger.com,1999:blog-37484900.post-7339770097690796382007-01-28T20:58:00.000-08:002007-01-29T17:43:08.784-08:00PUERTO DE MIS AMORES...Nada como poner a remojar las tristezas en agua salada, digo yo.<br /><a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhoFVek-dNWOBK08bTSIuJX6tBk5U3gVyFS7Xoi0V2d_vTXMgqBLM4vBt4M8KyS5Ngd8ta-cJ1kU0sDjFKvCe00X_BmzIcnJLjj9hhDvFYLLNplfVE3fqCQSKHrSPgEVsebCeef/s1600-h/2_large.jpg"><img style="float:right; margin:0 0 10px 10px;cursor:pointer; cursor:hand;" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhoFVek-dNWOBK08bTSIuJX6tBk5U3gVyFS7Xoi0V2d_vTXMgqBLM4vBt4M8KyS5Ngd8ta-cJ1kU0sDjFKvCe00X_BmzIcnJLjj9hhDvFYLLNplfVE3fqCQSKHrSPgEVsebCeef/s320/2_large.jpg" border="0" alt=""id="BLOGGER_PHOTO_ID_5025631782951007218" /></a><br />Desde mi llegada a Puerto, recordé por qué es el puerto de mis grandes decisiones. Cada vez ha sido distinta e importante. Y ésta no podía fallar.<br /><br /><span style="font-weight:bold;">Personaje 1</span>:<br />Apareció a las 6 de la mañana. <span style="font-style:italic;">El Niño Sueco</span> estaba dispuesto a llevarme a ver el amanecer desde unos manglares. Y entre el sol saliente y su extraña pronunciación, hablaba de su objetivo. Así suavecito, como no queriendo, pasó de sus viajes a sus logros, de sus metas a 'eso' que lo mueve. ¡Carajo! Con esa tranquilidad que da el puerto, me escupió en la cara lo ápatico de mis últimos momentos. <br />—<span style="font-style:italic;">¿Y a tí, querida Conejita, qué 'te mueve'?,</span> me pregunté después de más de quince horas juntos.<br /><br /><span style="font-weight:bold;">Personaje 2</span>:<br />—<span style="font-style:italic;">Sí, eso dicen. Que vivimos en el paraíso... Pero no se crea. Aquí también nos faltan cosas</span>, me dijo mientras se sentaba en mi mesa con una langosta en la mano. Frente a nosotros se desplegaba una de esas playa que sólo se ven en 'territorio telcel', hasta donde alcanza la vista.<br />–<span style="font-style:italic;">Pero sí, sí soy muy feliz con lo que tengo. Con el paraíso</span>, remató.<br /><br /><span style="font-weight:bold;">Personaje 3</span>:<br />–<span style="font-style:italic;">No.. porfavor. Te lo pido como un favor </span>–me dijo mirándome a los ojos, casi como una súplica. Se trataba de <span style="font-style:italic;">El Artista</span>, el mismo que ocupó las paginas de mi revista sólo unos meses atrás— <span style="font-style:italic;">Déjame MI playa un ratito más. No le digas a nadie que existe.</span><br />Y yo le hice caso.<br /><br /><span style="font-weight:bold;">Personaje 4</span>:<br />Y sí, también en esta ocasión fue el Babylon. Lugarcito de libros, juegos de mesa y mojitos como ningunos. La primera noche sirvió de centro de reflexión, la segunda para recordarnos que el mundo es grande y yo nomás estaba viendo el horizonte desde mi ventana.<br /><br />Llegó unos minutos después que yo y se paró junto a la barra. Me recordó a <span style="font-style:italic;">El Actor</span>. A primera vista juré que era italiano: conozco bien esos gestos decididos, la sonrisa conquistadora de lado y el doble beso en la mejilla. Lo miré dos segundos. Me miró uno solo. El tiempo pasó y cuando ya casi me había olvidado de su presencia, reapareció con el pretexto del cigarrillo. Eso y bastó. <br /><br />Durante las siguientes horas y tequilas no fallaron las palabras. Una detrás de la otra se hilaron hasta las cuatro de la mañana. La plática pasó de la política a los amores, del mundo a los países, de las caras a los corazones. Tenía frente a mí uno de esos ejemplares que había olvidado: uno que recorre el mundo por el gusto de mirar los rostros del otro lado de la frontera, de los que no se lian a los convencionalismos pero tampoco se clavan en la irreverencia adolescente, uno que pasa de "casa-coche-perro-jardin", uno de esos que mira desde dentro de sus ojos claros, que se confiesa vulnerable y que va buscando de la vida mucho mucho más de lo que he oído en los últimos meses. Uno de esos, joder!<br /><br />Supe entonces que ésta era una de 'esas' noches: donde la vida se me revuelve, como metida en el shaker del martini y vuelta a poner en otro lugar. <br />Tomé el avión de vuelta sabiendo que el corazoncito estaba en franca recuperación. Luciendo una sonrisa estúpida en la cara de pensar en esa caminata al filo del amanecer...<br />-<span style="font-style:italic;">¿Me das tu mail? </span>dijo mientras escribía sus datos en mi libreta de tapas negras.<br /><br /><br /><span style="font-weight:bold;">Fin del cuento:</span><br />Esta mañana, con la nariz bronceadita y viéndome al espejo, me recuerdo que es hora de volver a abrir las alas. El que quiera que planee a mi lado. Porque como Oliverio no le perdono a un hombre que no sepa volar.Unknownnoreply@blogger.com7tag:blogger.com,1999:blog-37484900.post-65885196345291813152007-01-24T21:00:00.000-08:002007-01-24T21:39:00.790-08:00AS IF...<span style="font-style:italic;">"¿Estas consciente que se va a casar?... Y no contigo"</span> dijo. Así de simple, llana y dura fue la frase de <span style="font-style:italic;">Miss Business Bunny</span>. Parpadeé tres veces seguidas y, obvio, contesté con simpleza y creatividad. Como si de verdad, no me importara. <br /><a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEitzJ7-5Pbzqho82DR_Ds67SBpxO5pztH7HS_CNDZimgV0Ym61ptMCHl4tHwQXCK9XnTlkpdLXXmQFvfmrUSg-wikXcgUl72XYyy2cVvAMmuG2j8jgYVaGKLEjhOHXYXjxwIo83/s1600-h/boda_labanda.jpg"><img style="display:block; margin:0px auto 10px; text-align:center;cursor:pointer; cursor:hand;" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEitzJ7-5Pbzqho82DR_Ds67SBpxO5pztH7HS_CNDZimgV0Ym61ptMCHl4tHwQXCK9XnTlkpdLXXmQFvfmrUSg-wikXcgUl72XYyy2cVvAMmuG2j8jgYVaGKLEjhOHXYXjxwIo83/s320/boda_labanda.jpg" border="0" alt=""id="BLOGGER_PHOTO_ID_5023837620492645346" /></a> Ay, obvio que no importará tanto, si me mantengo con el corazoncito bien ocupadísimo. Ya sea con el <span style="font-style:italic;">Conejito PR</span> que, meses después, regresa a intentar recuperar lo perdido o con <span style="font-style:italic;">Butty Bunny</span> que destila interés en pequeñas dosis o con <span style="font-style:italic;">El Saltarín Mediático</span> que le pone sabor a las mañanas. Será...<br /><br />Será que ya aprendía a poner a la tristeza a girar a mi ritmo, será que me bastan tres segundos para volverme la mismísima protagonista de "El Descanso" aunque me falte sólo unos milímetros para parecerme a Kate Winslet, será que como en la cinta estoy a punto de tomar un avión y dejar que amores y desamores amarrados en tierra. <br /><br />O será que una se va haciendo a la idea de que bodas van y bodas vienen y una no será la protagonista del festejo. <br /><br />Será el sereno.Unknownnoreply@blogger.com11tag:blogger.com,1999:blog-37484900.post-19339993404644073852007-01-12T21:57:00.000-08:002007-01-12T22:15:42.116-08:00TE MENTÍO CUANDO UNO SE SIENTE AL BORDE DEL PRECIPICIO<br /><br />No sé si es mi increíble capacidad para hacer como que no pasa nada lo que me ha mantenido tan absurdamente tranquila en estos últimos días. "La vida que va" como dirían aquellos cantantes poperos. El caso es que, entre el trabajo y la inconciencia, me he mantenido a flote. <br /><br />Hasta ayer.<br /><br />En un abrir y cerrar de ojos apareció en mi pantalla. Ya no recordaba tenerlo entre mis contactos. De pronto, una categoria llamada "no quiero saber" estaba ahí. Ja. Un viejo truco de hace meses para no entablar conversaciones con quien no quería. Bajo ese tag pasaron en algún momento <span style="font-style:italic;">El Extranjero, El Pibe Argentino, El Chico PR...</span> y quién más tenga, que más le ponga. Y también así, poco a poco, cuando las aguas regresaban a la tranquilidad, ellos regresaban a la categoría de "amigos", "conocidos" o simplemente "contactos". <br />Sólo uno no había cambiado de lugar: <span style="font-style:italic;">Islerodemiura</span>. <br /><br />Y así, como no queriendo, ayer se nos puso enfrente. El nick de siempre, la foto de siempre y el vacío en el estómago de siempre. ¡Joder! ¿Pero que no lo teníamos superado?<br />Durante varios segundos miré fijamente su nombre. Abrí y cerré la ventana varias veces. Me sentí al borde del precipicio. A punto de claudicar. A dos milésimas de preguntar ¿cómo te va? (cual cursilona canción de <span style="font-style:italic;">Las Pandoras de Antaño</span>).<br /><br />—<span style="font-style:italic;">Sí...</span> —pensé— <span style="font-style:italic;">Te mentí. Me mentí. Te extraño endemoniadamente.</span><br /><br />El trabajo, el tiempo o una rápida recuperación de la conciencia me detuvieron. Quizá hasta la presencia por ahí del <span style="font-style:italic;">Último Buen Amor</span> que tuvo a mal desaparecerse en plenas epocas navideñas, me devolvieron al dulce trajín de todos los días. <br /><br />Esta noche, manejando de regreso a casa y casi de manera involuntaria, se me llenaron los ojos de lágrimas. Las dejé escurrir por las mejillas casi con gusto. <br />Y sí, y ¿qué chingados?<br />Estoy triste, profundamente triste. No sé si por el que se fue o por aquel que no termina de llegar.Unknownnoreply@blogger.com14tag:blogger.com,1999:blog-37484900.post-43263405277371606812007-01-09T11:50:00.000-08:002007-01-09T12:17:38.347-08:00CITA A CIEGAS (Y EGO MALTRATADO)«Un blind date a los 30 no significa que sea una solterona. Y en cambio —pensó la Conejita— podría tratarse de la oportunidad de mi vida.»<br /><a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEifc7v7WPH0c_rMSjqiSx0VB-NJXKiOxLuztjjzNLa-BO4zjyhPw0Wyhld_2iU5cCtuB69FvhPHoEin1tenuVUg4M-2RxiucUUyEBmgiiw75f34Un-OwoS9X-RrdULr4jVUMK_c/s1600-h/7_large.jpg"><img style="margin: 0px auto 10px; display: block; text-align: center; cursor: pointer;" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEifc7v7WPH0c_rMSjqiSx0VB-NJXKiOxLuztjjzNLa-BO4zjyhPw0Wyhld_2iU5cCtuB69FvhPHoEin1tenuVUg4M-2RxiucUUyEBmgiiw75f34Un-OwoS9X-RrdULr4jVUMK_c/s320/7_large.jpg" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5018124848018651634" border="0" /></a>No sonaba mal, muy a la Sex and the City …aunque tampoco bien para el orgullo. Gracias al consejo de un amigo de la amiga de mi primo, me inscribí en <a href="http://speeddatesclub.com/">www.speeddatesclub.com</a>, donde me juraron conocería a personas “de un cierto nivel” en citas de sólo siete minutos. Como para gente con mi ritmo de vida, me dijeron, que no están dispuestos a perder su tiempo a la hora de buscar pareja.<br /><br />Llené la solicitud en línea y me dieron fecha. El día indicado, con diez minutos de retraso y muy entaconada y producida, corrí a la entrada del restaurante condesero donde me esperaba muy mona la hostess en pañoleta roja y camisa blanca.<br />A la entrada me dieron el “kit de bienvenida”, muy rojo con blanco, que incluía gafete con nick, libretita, preguntas sugeridas, un sobre y una pluma. Me sentí en kermesse y noté la primera punzada de vergüenza.<br /><br />A la izquierda, los hombres: en la barra, sin mirar a las mujeres; no hablaban ni entre ellos. A la derecha, ellas, relajadas y platicadoras; y hacia ellas caminé. La de pelo negro nos juró que la inscribió una amiga. Sí, ajá. La pelirroja regordeta y con producción detalladísima dijo que era la segunda vez que venía y estaba «increíble; voy a regresar hasta que consiga alguien… una amiga se casó con estas citas». La de pelo corto estaba nerviosa y casi ausente; me recordó a Lupita Lara de Mi Secretaria.<br /><br />Entonces lo vi en la barra… Brazos de campeonato, delgado, alto… ¡Guapo! Lo miré a los ojos y sonreí. Esto no me lo esperaba. Como tampoco me esperaba que Lupita Lara se sentara con él para su primer encuentro de siete minutos. Con rapidez mental inaudita, deduje que si yo era la última, nos tocaría juntos dentro de 63 minutos.<br />En cambio, me tocó el joven de ojo claro y saco beige. Muy platicador, condesero y dedicado a las finanzas, coincidimos en el gusto por el billar y el “ultrapop”. Sonó la chicharra: tiempo trascurrido. Pero hubo clic.<br />Siguió el hombrecito de pantalón a rayas y cabello engominado. No era lo que yo buscaba. Durante los siguientes siete minutos me contó que se dedicaba a cosas de la red y tratamos infructuosamente de encontrar puntos en común. Nada. Pero bien como para emergencias.<br />El tercero fue “el periodista”. Concordamos en los horarios absurdos. Lo demás fue olvidable; aún así, sentí el clic.<br />El siguiente trabajaba también en algo relacionado con redes e internet. Un verdadero refrigerador, glacial, de más de 1.90. Apenas se sentó y disparó las preguntas sugeridas por los organizadores.<br />—¿Tu comida favorita?… ¿Tu color preferido?… etc.<br />¡Nadie hace caso a las preguntas sugeridas a menos que de verdad estés en aprietos! No, no. Next.<br />Tocó el turno a un morenazo de cabello pegado, perfumado, camisa y pantalón negro, cinturón con hebilla y zapato bailarín boleado. ¡Ja! Pero cuando empezamos a hablar de su maestría en suiza, sus años en el extranjero y la dificultad de relacionarse con la ciudad a su regreso, hubo clic.<br />Y el siguiente…<br />—¿A que te dedicas? —me preguntó.<br />—Soy periodista —dije— y trabajo para una revista.<br />Lo siento, editores, no podía inventarme nombre, profesión y personalidad para esta misión. ¿Qué tal que aparecía el hombre de mis sueños y como en típica comedia romántica gringa luego me abandona al descubrir que todo era un engaño?<br />—¿O sea que estás aquí para escribir sobre nosotros y en unos días podré leer lo que opinas de esta experiencia?<br />Reí un poco, obvie el tema, y rogué a Dios porque los siete minutos pasaran velozmente.<br /><br />Finalmente, el hombre de los brazos de hierro y sonrisa encantadora se sentó frente a mí. Sabía que me gustaba y lo estaba disfrutando.<br />—¿A qué te dedicas? —coqueteé.<br />—Tengo negocios.<br />Silencio.<br />—Ah… ¿De qué tipo?<br />—De internet… y eso.<br />—Ah…<br />Silencio.<br />—¿Está raro esto, no?<br />—¿Te parece? —dije—. Bueno no tanto. Es una manera de conocer gente, y bla bla bla…<br />Silencio. Más silencio. Otro trago. Silencio. Rinnng. Salvada por la campana.<br /><br />Terminadas las citas era hora de llenar el cuadernito con mi selección. Lápiz en mano, salvo al gigante de las preguntas en serie, yo podía ponerle palomita a todos. Incluido al último sólo por guapo. ¿Tan mal estoy que saldría con lo que fuera? Ya viéndome súper selectiva, sólo marqué cinco. Total, sólo me pondrían en contacto con aquel que también me hubiera elegido. ¡Pero seguro que todos!<br /><br />Al día siguiente, aparecieron en mi mail los “resultados”. Y mi ego se desplomó.<br />Uno. Uno… ¡Uno! ¡Sólo me eligió uno de los cinco escogidos! ¿Estamos todos locos? ¿Qué parte de mi sonrisa encantadora, mi plática fluidita, mi intelecto y mi autoestima fallaron? ¿Será que Lupita Lara tuvo más éxito sin tantas pretensiones?<br /><br /><br /><span style="font-style: italic;">Bridget Jo no se desanimó tan fácilmente y ya se anotó para la próxima reunión. Como ella dice: «Para encontrar al príncipe azul hay que besar muchos, hartos, sapos.»</span>Unknownnoreply@blogger.com13tag:blogger.com,1999:blog-37484900.post-62005478415908292822007-01-07T00:25:00.000-08:002007-01-07T00:37:03.915-08:00FINITO¿Y qué pasa después de que uno se abraza durante una hora y cuarenta minutos para decirse adiós?<br /><br />El encuentro sucedió. Una de esas citas absurdas para aclarar lo inaclarable.<br />–<span style="font-style: italic;">Bla, bla, bla. </span>dije<br />–<span style="font-style: italic;">Bla, bla, bla.</span> contestó<br />Cada nueva frase hacía más absurda la situación. La explicación de un adiós sin-sentido pero con sentido existencial. Una verdadera jodidez.<br /><br />Al final de la despedida, llegó el abrazo. Me metí entre sus brazos como solía hacerlo en los últimos meses. Así, despacito. Como reencontrando mi lugar entre el hombro, el cuello y el lóbulo de la oreja. Embonando cual cucharita.<br />Reconocí su olor, la respiración entrecortada, los ojos negros-más negros y las famosas cejas despeinadas.<br />Pasaron los minutos. Más de cien. Hasta que se nos cerraron los ojos.<br /><br />El despertar se parecía mucho al de los meses pasados. Sin sobresaltos y hasta con algunos chistes. La rutina de todas las mañanas, como en una coreografía perfectamente ensayada: el ajuste del agua caliente, la toalla y la bata, el café, las prisas, el cepillo y la última mirada frente al espejo.<br /><br />Después abrimos la puerta. La única diferencia es que sus llaves —o las que alguna vez lo fueron— se quedaron colgadas junto a la mirilla.<br />Mis tacones resonaron por el pasillo hasta la reja.<br />Me miró. Lo miré y sonreí.<br />—<span style="font-style: italic;">Cuídate,</span> le dije.<br />Y supe, en ese preciso momento, que todo había terminado.Unknownnoreply@blogger.com11tag:blogger.com,1999:blog-37484900.post-89777239255172150122007-01-03T15:05:00.000-08:002007-01-03T15:14:28.393-08:00A PREGUNTAS NECIAS.....respuestas cabronas. <br /><br />-<em>¿Me extrañas?</em> dije con ese tonito meloso-pendejo que me caracteriza después de un truene monumental.<br /><br />Un segundo, dos, tres. Silencio. Me miró a los ojos. Directito. Más silencio. En ese mismo momento me cruzaron cien mil ideas por la cabeza. ¡No, no, no, Joder! ¿Por qué había abierto la bocota si habíamos logrado mantenernos tan cool hasta este momento?<br /><br />Ocho, nueve, diez segundos. Una eternidad. El silencio se me subió en los hombros. Sus ojos eran exactamente como los recordaba: negros, negrísimos, las cejas pobladas y despeinadas. El rostro inexpresivo.<br /><br /><span style="font-style:italic;">-No.</span> dijo. <br /><br />La palabra sonó seca, dura, de un sólo tajo. Retumbó en la única pared de la habitación. Y yo sentí desmayar. Parpadeé velozmente. Respiré profundo y entrecortado. <br />Pero ¿cuántas chingadas veces más me va a pasar a mi? pensé.<br /><br />Todas.Unknownnoreply@blogger.com10tag:blogger.com,1999:blog-37484900.post-36529848377667403772007-01-02T15:35:00.000-08:002007-01-07T21:20:11.961-08:00SEGUNDA LLAMADA.. COMENZAMOSUta madre! Otra vez 'se nos murió el amor' (como diría mi buen <em>Soldado Mijares del Amor</em>) en vísperas de las fiestas. Pues qué jodidos, no?<br />Yo digo que debería estar penado con la muerte eso de que 'te corten' (como de secu) en pleno 25 de diciembre. No se vale, no, no. ¿Qué no ven que ese día nació el niñojesús?<br />Y Manolo, mi pecesito de cabecera, que no cooperó con eso de morirse el 27. Chale. Digo yo, si a final de cuentas, lo mismo cuesta que te terminen por ahí del 7 de enero, qué mala voluntad. Una semanita más de noviazgo no le hace daño a nadie. Y por lo menos brindas con gusto!<br />En fin, así sucedió.<br /><br />Un año más que termina con el ánimo por los suelos. Pero eso sí, me dije, no más de cinco días de sufrimiento. A los 18 me daba el lujo de sufrirles meses enteros, ora no. Ni quién tenga tiempo para estarlo perdiendo!<br />Tras el abandono total me metí bajo las sábanas, comiendo helado de chocolate, con platos sucios por toda la casa y viendo grandes éxitos de la cinematografía como "El Diario de la Princesa 2" (en español). Contaditos cinco días. Llore y llore. Sufre y sufre.<br /><br />Y luego, neeeext. A lo que sigue.<br /><br />En pleno 31 me puse la pila. El festejo sería en grande y quién mejor que la <em>Señora Doña Lupe D'Alessio de los Infieles</em> para estos casos. Y ahí te voy, harto brillo y escote. La cena buenísima, el brindis divertídisimo con todo de gorritos, silbatos, serpentinas y globos. Y en el mejor momento. Ta taaaan. Apareció en escena con eso de "Inocente Pobre Amiga", "Leona Dormida" y por supuesto, el remate triunfal de "Hoy voy a cambiar... shalala".<br /><br />Reí, canté, reí y aplaudí más. ¡Joder! Digo yo. Así se tienen que empezar los años. Eran los primeros horas del día siguiente y ya por ahí, estaban tocando a mi puerta. Si si, siempre lo he dicho (no sólo yo, también los árabes): por uno que se va, siempre hay tres que aparecen.<br /><br /><a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi9rxEFukVbSDusXy1VwwDOqAmD3HKJ6d0EQ7k-pZJsblr0QY2kLNSWueVJa98-BXqfj00Eu1ilA2kbtqnxom9Bc6QsApy69j1g3m1rL2IcJ4IzNM3xWMnnEG_YyCG3m-m_ekMj/s1600-h/S2020016.jpg"><img style="margin: 0px auto 10px; display: block; text-align: center; cursor: pointer;" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi9rxEFukVbSDusXy1VwwDOqAmD3HKJ6d0EQ7k-pZJsblr0QY2kLNSWueVJa98-BXqfj00Eu1ilA2kbtqnxom9Bc6QsApy69j1g3m1rL2IcJ4IzNM3xWMnnEG_YyCG3m-m_ekMj/s320/S2020016.jpg" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5017523402273356210" border="0" /></a><a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjDlpA0LSEQi19R3irGOQ8RzpDbDT8UDkGOHGhuu7vgKCQ7pFa8X4os8PQRXnUWE6W03UQmuvp1G6rtfAb_T8TUF2iJ4_ns_oEGYdJdPOBhXp30BDqtc5gLODqK7sB-t0oFKE93/s1600-h/S2020028.jpg"><img style="margin: 0px auto 10px; display: block; text-align: center; cursor: pointer;" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjDlpA0LSEQi19R3irGOQ8RzpDbDT8UDkGOHGhuu7vgKCQ7pFa8X4os8PQRXnUWE6W03UQmuvp1G6rtfAb_T8TUF2iJ4_ns_oEGYdJdPOBhXp30BDqtc5gLODqK7sB-t0oFKE93/s320/S2020028.jpg" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5017525000001190370" border="0" /></a>Unknownnoreply@blogger.com8tag:blogger.com,1999:blog-37484900.post-1490593541520644272006-12-27T20:06:00.000-08:002006-12-27T20:24:48.700-08:00RIPManolo murió.<br />Estoy de luto. Triste. Tristísima. Por él y por una historia amorosa de esas que no terminó de arrancar. ¡Vaya timing! ¿Por qué todos decidieron irse al mismo tiempo?<br />Y justo en epocas navideñas. Joder.<br /><br />Necesito palmaditas en la espalda.Unknownnoreply@blogger.com9tag:blogger.com,1999:blog-37484900.post-1164683826265606042006-11-27T19:16:00.000-08:002006-12-28T18:08:18.359-08:00COMO CAÍDA DEL CIELO—Obvio que no me da miedo —dije a mis editores muy segura de mí misma.<br />La conejita debería lanzarse de un avión en movimiento y sólo sostenida por las tristes cuerdas de un paracaídas. Busqué a los de <a href="http://experimenta.com.mx/">Experimenta</a> y ellos se dieron a la tarea de mandarme a volar.<br />El día planeado desperté 45 minutos antes de que sonara el despertador. Tranquila, me dije, no pasa nada. Sólo plantéate las 30 preguntas existenciales sobre tu vida que aún no te haces y llámale a mamá:<br />—¡Virgen del santísimo socorro! —exclamó la recién convertida al teléfono—. ¡Estás loca!<br />La cita era a las 12 del día en el Aeródromo de Cuautla. Tras casi dos horas de carretera, el letrerito asomó tímidamente detrás de una curva: «Aeródromo. Paracaidismo Cuautla.» Si mi intuición no fallaba, debía continuar entre la maleza. Una vieja Cessna cuatro plazas me esperaba.<br />—Ya llegué —dije triunfal—. ¡Soy la que va a aventarse del paracaídas!<br />Los tres hombres sentados bajo la gran palapa apenas voltearon. Ninguno expresó una gran emoción al verme.<br />—El piloto tuvo un accidente. Pero ya viene otro de México —me anunció uno de ellos—. Llega como en dos horas. Te avisamos.<br />¿Accidente? Dos horas era el tiempo justo para salir del lugar y huir. Cuatro tacos de cecina de Yecapixtla con aguacate y tres chorizos después, cuando estaba por decidir que un saltito en paracaídas no me haría mejor persona, sonó el teléfono.<br />—Ya es hora —me dijeron.<br />Con la comida en la boca del estómago, regresé al aeródromo. Además de los tres tipos que me miraban con ternurita (incluido el camarógrafo que ya grababa mi inestabilidad emocional), llegaron Eréndira y su padre. <a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="http://photos1.blogger.com/blogger/4439/1616/1600/IMG_1214.jpg"><img style="margin: 0pt 0pt 10px 10px; float: right; cursor: pointer;" src="http://photos1.blogger.com/blogger/4439/1616/320/IMG_1214.jpg" alt="" border="0" /></a>Ella, morenita, con vestido ligero, sonriente y de mi vuelo y rodada, es la única mujer que hace tandem en el país. La escogí no sé si por solidaridad femenina, por empatía o porque ya en estas prefería morir con ella pegada atrás.<br />Me prestaron un coqueto overol blanco con un letrero rojo que decía “súper” en el trasero y que me hacía ver como una oruga blanca con vivos verdes y rojos en manos y pies. Acomodé mi flequillo, me puse los guantes y me dejé atar el arnés al torso.<br />—Tírate en el suelo… haz arco. Sube las rodillas… haz arco… —se encendió el motor de la avioneta y en la portezuela continuaron las instrucciones—. Levanta la barbilla. Haz arco. No sueltes el arnés. Haz arco…<br />Subimos el camarógrafo, el piloto, Eréndira y yo. El vuelo duró veinte minutos eternos y ruidosos mientras el sol se dibujaba como una pelota roja convirtiendo el paisaje en una foto monocromática. Sólo logré pensar en La Reina del Sur: seguro así eran los paisajes de Teresa, suspiré.<br /><a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="http://photos1.blogger.com/blogger/4439/1616/1600/IMG_1222.1.jpg"><img style="margin: 0pt 10px 10px 0pt; float: left; cursor: pointer;" src="http://photos1.blogger.com/blogger/4439/1616/320/IMG_1222.0.jpg" alt="" border="0" /></a><br />Entonces sentí una mano en el hombro. Con señas, Eréndirá me indicó que me hincara junto a la portezuela y tomara posición. Se colocó detrás y ató su arnés al mío. Me puse los gogles y empecé a sudar. Con las manos aferradas al arnés miré al piloto que sonreía con el pulgar en alto y decía algo inaudible.<br />En un instante se abrió la portezuela, el camarógrafo desapareció y una ráfaga de viento frío entró violentamente. Demonios. Me congelé mientras miraba tímidamente hacia fuera. El vacío. La nada. El estómago se me hizo chiquito con todo y tacos.<br />—Ay, ajaaaaaa —dije—. No, no ¡no! ¿Estamos todos locos? Está altísimo.<br />A 3,000 pies el paisaje era… aterrador. El corazón me latía tan fuerte que lo escuchaba. El dedo índice de Eréndira señalaba hacia algún lado fuera de la portezuela. Su pie derecho ya estaba en el estribo de la rueda.<br />Primera fracción de segundo.<br />Lo que seguía era poner el mío a su lado. Ándale, saca el pie, me dije.<br />Segunda fracción de segundo.<br />Yo paralizada.<br />Tercera fracción de segundo.<br />Eréndira hacia señas y gritaba algo que yo nomás no escuchaba.<br />Como robot, saqué el pie, lo puse en el estribo, me aferré al arnés y mi cuerpo de un solo bloque se tambaleó fuera de la aeronave. El viento me agitaba las mejillas mientras me sacaban video. Y eso, seguro, no se vería nada bien.<br />—¡Haz arco! —gritaba Eréndira, ya desesperada.<br />Acercó su mano a mi barbilla, la levantó y solté los pies cual bailarina de ballet en plena pirueta. 4, 3, 2, 1 y mi cuerpo cayó a 180 kilómetros por hora. Grité. Ahí estaba yo: libre, intensa, loca.<a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="http://photos1.blogger.com/blogger/4439/1616/1600/IMG_9418.0.jpg"><img style="margin: 0px auto 10px; display: block; text-align: center; cursor: pointer;" src="http://photos1.blogger.com/blogger/4439/1616/320/IMG_9418.0.jpg" alt="" border="0" /></a>Y mi amigo el camarógrafo daba vueltas a mi alrededor. Como estrella en alfombra roja, mandé besos y saludos estilo señorita México. Entonces, el jalón. Y silencio. El paracaídas se extendió en el cielo y mi cuerpo empezó a flotar.<br /><a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="http://photos1.blogger.com/blogger/4439/1616/1600/IMG_9411.0.jpg"><img style="margin: 0px auto 10px; display: block; text-align: center; cursor: pointer;" src="http://photos1.blogger.com/blogger/4439/1616/320/IMG_9411.0.jpg" alt="" border="0" /></a><br />—Ay que bonito —dije—. Sana y salva.<br />Pero el suelo estaba frente a mi, acercándose vertiginosamente… Y las instrucciones de Eréndira que ya ni oía. Brazos, cuerdas, los pies. Corre, corre, corre. Enredamiento de tobillos. Corre, corre, corre. No. Frena.<br />Puse los talones en tierra cual Picapiedra en troncomovil. Mi trasero, con todo y su letrerito fueron dejando tremendo surco en la tierra cobriza.<br />¡Plop! La conejita, había aterrizado.<a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="http://photos1.blogger.com/blogger/4439/1616/1600/IMG_1261.jpg"><img style="margin: 0px auto 10px; display: block; text-align: center; cursor: pointer;" src="http://photos1.blogger.com/blogger/4439/1616/320/IMG_1261.jpg" alt="" border="0" /></a>Unknownnoreply@blogger.com12tag:blogger.com,1999:blog-37484900.post-1164299241913025542006-11-23T08:19:00.000-08:002006-11-23T08:27:21.923-08:00CUESTIÓN DE AMORESYo insisto. Las mujeres felizmente enamoradas se vuelven tremendamente aburridas. Y las otras (las mas) disfrutan enormemente los amores atormentados que nunca las satisfacen.<br /><br />Decir a qué categoría pertenezco sería redundante. Pero vamos, a veces no entiendo la santa necedad de sufrir por un amorío. <br /><br />Ayer pasé la mañana poniéndole definiciones a una relación. Que si más para acá, que si más para allá, que si le metemos freno aquí. Ya para la noche se me había olvidado tanto estatuto y yo sólo pensaba:<br /><br />-¿Qué dices de que nos empiernemos bajo el edredón de pluma como amerita esta noche de las narices frías?<br /><br />Ja. Mal chiste. No dio el resultado esperado.<br /><br />Así me pasé el frío en un evento polanquero platicando con la <em>Niña Lou de las Playas</em>, a quién vi triste, más triste y con un semblante nada común en ella. Inútil decirlo, ¿no? Cuestión de amores.Unknownnoreply@blogger.com5tag:blogger.com,1999:blog-37484900.post-1164170534691481282006-11-21T20:09:00.000-08:002006-11-21T21:03:38.216-08:00LA VIDA DESPUÉS DE TÍ<a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="http://photos1.blogger.com/blogger/4439/1616/1600/labanda67.jpg"><img style="float:right; margin:0 0 10px 10px;cursor:pointer; cursor:hand;" src="http://photos1.blogger.com/blogger/4439/1616/320/labanda67.jpg" border="0" alt="" /></a>Pues será casualidad, pero la nueva cancioncita poperona del grupito que tanto significa para <em>Islerodemiura</em>, ahora nos queda re-bien.<br /><br />Van pasando los días, y yo voy aprendiendo a esto de vivir luego del último temblor, de aquel último capítulo que inició subiéndome al auto del mismo <em>Islerodemiura</em> de mi pasado, que negandose siempre a salir de mi presente, me citó para hablar de "cosas serias". así dio inicio una corta cita que por su significado me pareció eterna y que terminó 24 horas después con un encuentro fatídico en (¡vaya ironía!) El Lugar de mis Grandes Éxitos (qué tino, no?). <br /><br />—qué curioso.. pensé entonces... que se necesiten tan pocos minutos para dar por terminado lo que se construye en años. <br /><br />fue como la demolición de un edificio viejo, un delete del teclado de mi computador, un borroneadero con goma de pan.una lástima porque miren que a mi me gustan tanto los recuerdos...<br /><br />alguna vez, hace muchos años, una mujer me miró la mano y me dijo que nací con estrella. yo siempre se lo he creído. hasta en estos casos. y es que, justo en aquel momento de derrumbes, sonó mi teléfono. al otro lado de la línea una voz me anunció una llamada de lejos. <br /><br />—gracias por llamar justo a tiempo, pensé.<br /><br />y ya acá entre nos, nariz con nariz, respirándole el aliento, le doy gracias por poner el tabique para construir el muro que me separa del pasado.Unknownnoreply@blogger.com6tag:blogger.com,1999:blog-37484900.post-1163915547290953782006-11-18T21:30:00.000-08:002006-11-18T22:24:18.166-08:00ENCUENTROS IRREMEDIABLES DEL TERCER TIPOUh que cosas de la vida! Apenas estaba yo asimilando el último encuentro con <em>Islerodemiura</em>, cuando decidí irme de buen reventon a la famosísima Perla de mis Amores. Ahí estaba yo muy contentita y rebien acompañada, cuando aparece en la puerta de entrada el mismísimo <em>Islerodemiura</em> con recién anunciada <em>Susodicha en Cuestión</em>.<a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="http://photos1.blogger.com/blogger/4439/1616/1600/labanda33.jpg"><img style="float:right; margin:0 0 10px 10px;cursor:pointer; cursor:hand;" src="http://photos1.blogger.com/blogger/4439/1616/200/labanda33.jpg" border="0" alt="" /></a><br />Dos segundos de pánico, el corazón se me detuvo y sucedió el encuentro crucial de miradas. ¡Qué ironía! Luego esa mueca que tanto conozco, el giro de la cabeza y la indiferencia. <br />—Joder! pensé. Ahora resulta que ni siquiera nos saludamos.<br /><br />En fin, la noche pasó lo suficientemente incómoda con el pobre a punto de quebrarse el cuello de tanto evitar cruzar su mirada con la mía y, lo peor, en plena demostración de besos varios y cantantole un tango al oído (como si no supiera yo, a estas alturas, lo poco que le gustan las efusiones públicas y lo gastado de su recurso tanguero). <br /><br />Total que para mi buena suerte a mi lado estaba el <em>Hombre Adecuado</em> que al inicio de la escena, tomó mi mano y me susurro al oído justo lo que necesitaba oír. <br /><br />Ya para el dia siguiente, y en el recuento de los daños, me ha desaparecido la tristeza suavecita con la que salí aquel día, del bar polanquero. Cosas del destino, pienso. Bastaron pocas horas para quedarme sólo con el desencanto irremediable de haberme encontrado frente a frente con el mismo hombre de las mentiras de siempre. <br /><br />Diganme nomás! Ahora resulta que 24 horas antes me estaba hablando, whisky en mano, del "profundo amor" que existirá siempre entre nosotros, de la obsesión de la susodicha con mi persona por obvias razones, de las mentiras que le ha dicho y (joder!) pidiendome que yo dijera unas cuantas para salvar su nueva relación. <br /><br />Y a la vuelta del día, me voltea la cara como si con eso pudiera borrar la historia existente, como si con eso bastara para legitimizar sus cuentos baratos. Ja. A mi nomás me queda reír. Y neta, compadecerme de la nueva chicuela dispuesta a creer en sus palabras. Bienvenida al club (del que yo, bendita virgendelsocorro, acabo de salir).Unknownnoreply@blogger.com5tag:blogger.com,1999:blog-37484900.post-1163745950975066182006-11-16T22:35:00.000-08:002006-11-17T08:25:33.170-08:00CUENTOS DEL PASADOHace muchos, pero muchos años tomé una decisión crucial en relación a aquel buen amor italiano: "que lo padezca otra. yo no más" <br />y con esa filosofía logré alejarme sufriendo un poquito menos. esa relación tormentosa se la dejaba a alguien más para que la padeciera. yo, decidí, ya me había cansado.<br /><a href="http://photos1.blogger.com/blogger/4439/1616/1600/2001pt.jpg"><img style="display:block; margin:0px auto 10px; text-align:center;cursor:pointer; cursor:hand;" src="http://photos1.blogger.com/blogger/4439/1616/320/2001pt.jpg" border="0" alt="" /></a>anoche, cigarrillo y copa en mano, me vi en la misma situación. cambiando el sujeto en cuestión, el escenario, la música de fondo y el calendario repetí la misma frase. <br />—que lo padezca otra. <br />o más bien, sentí un cierto alivio (y una pena prestada) de ver que era alguien más quien sufría por un amor que algún momento fue para mí. <br />qué tristeza suavecita. qué alegria profunda. <br />yo, ya estoy del otro lado. fuera de las mentiras, los engaños y los enredos. fuera de las crisis de celos. fuera del alcance de un hombre que no sabe decir la verdad. fuera, muy fuera de un pasado que ya pasó. <br />—yo, me oí decir en algun momento, te dejé hace muchos meses—. <br />y cuando lo dije supe que era cierto. <br />gracias <em>islerodemiura</em> por haberme hecho notar lo lejos que estas de hacerme daño otra vez. y sí, lo digo sin malaleche. ahora que lo padezca alguien más.Unknownnoreply@blogger.com3tag:blogger.com,1999:blog-37484900.post-1163654188465721702006-11-15T21:00:00.000-08:002006-11-15T21:16:28.966-08:00NUEVO, NUEVECITO<a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="http://photos1.blogger.com/blogger/4439/1616/1600/14_large.jpg"><img style="float:right; margin:0 0 10px 10px;cursor:pointer; cursor:hand;" src="http://photos1.blogger.com/blogger/4439/1616/320/14_large.jpg" border="0" alt="" /></a>A ver, pues. El template nomás no termina de gustarme pero ya será cosa de poquito a poco. Estamos -seguimos- en cierre y a mí se me cierran los ojos. Pero no puedo irme a dormir sin anunciarles oficialmente mi nueva investidura (me la dan mañana pero yo ya me adelanté): Editora Web. El proyecto es secretito pero a mí se me queman las habas. Y sí, lo dicen los horóscopos, las estrellas y las videntes. La cosa laboral va de maravilla. ¿El corazón? Mmmm.. Ah.. ¿por qué? ¿ese también cuenta? Yo creo, que lo estoy dando por clausurado.Unknownnoreply@blogger.com3tag:blogger.com,1999:blog-37484900.post-1163580557489540242006-11-15T00:47:00.000-08:002006-11-15T01:35:54.186-08:00A VER.. ¿EN DÓNDE ESTOY?Ja. Cual buscando a Wally, ni yo me encontré a la primera, así que no me ofendo si no me ven. Aquí estoy a la salida (con flechita verde pa' hacerlo más sencillo).<a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="http://photos1.blogger.com/blogger/4439/1616/1600/aqui%20estoy.0.jpg"><img style="display:block; margin:0px auto 10px; text-align:center;cursor:pointer; cursor:hand;" src="http://photos1.blogger.com/blogger/4439/1616/320/aqui%20estoy.0.jpg" border="0" alt="" /></a>Pero como a la hora de la llegada me falto público, aquí va el video para que vean que no, no hice trampa. Miren, miren. Se los juro que sí llegué. Escupiéndo el pulmón, pero crucé <a href="http://nike10k.interalia.net/index.alia?initMovie=159&name=JOSSETE&lastName=RIVERA&camera=2&position=13191&time=01:03:03&runnerNumber=4055"><span style="font-weight:bold;">LA META</span></a> en 1hr. 3min. 3seg. con un honroso lugar 13,191. <br />Admitámoslo. Podía haber muerto en el intento.Unknownnoreply@blogger.com4tag:blogger.com,1999:blog-37484900.post-1163576031857410032006-11-14T23:33:00.000-08:002006-12-28T18:08:52.649-08:00COMO CAÍDA DEL CIELO<a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="http://photos1.blogger.com/blogger/4439/1616/1600/%3F%3Fme%20aviento%3F.jpg"><img style="margin: 0px auto 10px; display: block; text-align: center; cursor: pointer;" src="http://photos1.blogger.com/blogger/4439/1616/320/%3F%3Fme%20aviento%3F.jpg" alt="" border="0" /></a><br /><a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="http://photos1.blogger.com/blogger/4439/1616/1600/IMG_1222.0.jpg"><img style="margin: 0px auto 10px; display: block; text-align: center; cursor: pointer;" src="http://photos1.blogger.com/blogger/4439/1616/320/IMG_1222.jpg" alt="" border="0" /></a><br /><a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="http://photos1.blogger.com/blogger/4439/1616/1600/IMG_9418.jpg"><img style="margin: 0px auto 10px; display: block; text-align: center; cursor: pointer;" src="http://photos1.blogger.com/blogger/4439/1616/320/IMG_9418.jpg" alt="" border="0" /></a><br /><a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="http://photos1.blogger.com/blogger/4439/1616/1600/IMG_9424.jpg"><img style="margin: 0px auto 10px; display: block; text-align: center; cursor: pointer;" src="http://photos1.blogger.com/blogger/4439/1616/320/IMG_9424.jpg" alt="" border="0" /></a><br /><a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="http://photos1.blogger.com/blogger/4439/1616/1600/IMG_9411.jpg"><img style="margin: 0px auto 10px; display: block; text-align: center; cursor: pointer;" src="http://photos1.blogger.com/blogger/4439/1616/320/IMG_9411.jpg" alt="" border="0" /></a><br />Bueno bueno, aquí vamos. Traigo un desorden impresionante con fechas y eventitos varios, pero para variar estoy en cierre y eso no ayuda a mi organización personal. Mientras tanto ya pegué los post anteriores y estoy tratando (lo juro) de recuperar los comentarios aunque aún no sé bien cómo. En fin, les pongo unas fotitos del gran evento: mi descenso veloz en paracaídas de la semana pasada. en un ratito se los cuento pero sí sí. mejor de lo que podía imaginar.Unknownnoreply@blogger.com5tag:blogger.com,1999:blog-37484900.post-1163578569800282462006-11-10T00:15:00.000-08:002006-11-15T00:23:10.490-08:00Y SÍ. SI SOY YOPrimero ríanse mucho de mí, evitando de ser posible cualquier comentario sobre el movimiento cadencioso (o candente o decadente) de mis caderas. Digo, tampoco me iba a dejar humillar por la chiquelilla de 1.90, 49 kilos y bubis prominentes -seguro falsas-. Ya después les contaré las amplias consecuencias que mi hh participación televisiva ha tenido. <br />Ay sí. <br /><br /><object width="425" height="350"><param name="movie" value="http://www.youtube.com/v/AKhgYnxf6M0"></param><param name="wmode" value="transparent"></param><embed src="http://www.youtube.com/v/AKhgYnxf6M0" type="application/x-shockwave-flash" wmode="transparent" width="425" height="350"></embed></object><br /><br />pd. Ah! claro: no se llama "la condensa" ni se escribe así mi nombre, pero nadie dijo que tenían que saber escribir, no?Unknownnoreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-37484900.post-1163184116100091522006-10-31T10:41:00.000-08:002006-12-28T18:10:07.870-08:00CUESTIONES DE INTER-PIELSi la ciudad está llena de espectaculares con Gabriel Soto y enamorada, luciendo piel bronceada y libre de todo vello superfluo, por algo será.<br /><a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="http://photos1.blogger.com/blogger/4439/1616/1600/grandesgafas.jpg"><img style="margin: 0px auto 10px; display: block; text-align: center; cursor: pointer;" src="http://photos1.blogger.com/blogger/4439/1616/320/grandesgafas.jpg" alt="" border="0" /></a>Dicen los editores de esta revista que someterse al tratamiento de depilación láser es lo de hoy. Pero obtener la cita no fue nada fácil. Después de pagar los 3,000 pesos a varios meses sin intereses, abrieron una agenda en la que me encontraron 15 minutos dentro de los próximos 45 días. Antes de retirarme, una señorita muy formal me recordó:<br />—No depiles la zona, rasura todo el vello y… —acotó con malicia— sólo deja la forma que desees que quede.<br /><br />El día acordado desperté muy temprano para, espejo en mano, decidir “la forma”. No resultó fácil, es una de esas decisiones cruciales que pueden cambiar el rumbo de tu vida. Era tal el nervio que llegué 20 minutos antes a la cita en la esquina de Tamaulipas y Juan Escutia en la Condesa.<br /><br />Parada frente a mi reflejo en la entrada del lugar de moda de la depilación, supuse que la colonia entera se preguntaba qué parte del cuerpo estaba a punto de transformar. <span style="font-style: italic;">«¿Pero qué necesidad?»</span>, habría dicho mi abuela.<br /><br />—¿Qué le vamos a hacer? —me preguntó la señorita del mostrador.<br />Estoy segura que la rubia en el otro sillón reía escondida tras una revista y que el único caballero presente hacía como que no oía, presa del pánico de que todas las presentes nos hiciéramos la misma pregunta sobre él.<br /><br />Armada de valor, seguí a mi guía hasta el “consultorio”. No medía más de dos por dos, paredes frías, luces blancas, un espejo de pared a pared, una máquina del demonio y una camilla. Antes de cerrar la puerta, la mujercita me entregó un misterioso paquetito.<br />—Avísame cuando estés lista —dijo con tono de rutina.<br /><br />Respiré profundo y abrí el envoltorio como si fuera una bomba de tiempo. Era una diminuta tanga desechable. Me quité la ropa y me puse la prenda que, gracias a la falta de lycra, me hacía ver como luchador de sumo mal fajado. Las luces blancas tampoco ayudaban: se veía hasta la más pequeña vena verde-azulosa de mis muslos.<br />Ahí estaba yo, acostada en la camilla, semidesnuda, cero sensual y a merced de quiensabequién. 30 segundos después llegó la señorita armada de guantes, tapabocas y bata como a punto de desinfectar una zona de alto riesgo epidémico. ¿Pero por qué parecía que estaban a punto de hacerme una intervención quirúrgica?<br /><br />Por si fuera poco, me entregó unos gogles muy oscuros. ¿Y si me estaban filmando para una de esas pelis snuff y yo ni en cuenta? Obvio que era una incoherencia producto de mis nervios, pero tampoco podía dejar de pensar en la señorita que —imaginé— me miraba a la entrepierna con el ceño fruncido.<br /><br />—¿Que le vamos a hacer? —repitió por enésima vez.<br />—Lalineadelbikini-medioabdomen-y-entrepierna… y ¡auch! —me interrumpió el primer impacto fulminante, en el ombligo.<br />Vi un destello brillante, oí un choque eléctrico y sentí un dolor profundo que desapareció en dos segundos y luego… olí a pelo quemado.<br /><br />La sensación no era agradable. La señorita continuaba su labor criminal sin darme tregua para lanzar gritos desaforados. Con destreza fue calcinando todo el vello en ombligo, ingle, muslo, pubis… «Duele», iba yo a susurrar cuando recordé que si tienen la agenda llena de los próximos meses de 8 AM a 8 PM, será porque hay una proliferación de valientes en la ciudad. Yo no me iba a rajar.<br /><br />—Abra un poco las piernas.<br />…O tal vez sí.<br />—Sepárelas.<br />Y bueno, aquí vamos…<br />—Hágame un cuatro.<br />Ni borracha hago yo estas cosas.<br />—¿Le vamos a hacer el bikini por detrás?<br />Silencio.<br />—¿Quiere el bikini por detrás? —repitió.<br />Más silencio. ¿Qué demonios era “bikini por detrás”?<br />—Eh, mmm… este… no sé…<br />Supongo que al ver que yo no movía ni un músculo, me preguntó ya con ligero enfado:<br />—¿Hasta donde se rasuró?<br />—Obvio… ¡Hasta donde alcancé!<br />—Mmm, okay… Voltéese.<br />Qué buen chiste. Seguramente la señorita sabía esto de la conejita de indias y me estaba poniendo a prueba…<br />—Eh, no, ¿eh?… ¿Voltearme? —dije.<br />—Sí… le manejamos lo que es el interglúteo.<br />No sabía si reír o llorar. Ése sí que era un descubrimiento: ¡el “interglúteo”! Y no, no bromeaba.<br /><br />Boca abajo, a cuatro patas, me pregunté por qué demonios estaba permitiendo que una mujer, guante y pistola en mano, me estuviera tocando el trasero. Un ruido estremecedor y sentí una quemadura en lo más recóndito.<br />—¡Aaauuch!<br />No me dio tiempo de decir más<br />—Listo, mil gracias. Póngase crema y la espero afuera para darle su próxima cita.<br /><br />Tras oír cerrarse la puerta, me quité los gogles, me levanté despacito y me miré al espejo. ¡Que cosa! Treinta y tantos años de ceras calientes, químicos aterradores y pincitas torturantes y en 15 —dolorosos— minutos tenía el aspecto de una gloriosa estrella porno.<br /><br /><span style="font-style: italic;"><br />Bridget Jo ahora utiliza el sufijo “inter-“ para todo: «Estoy inter-esada en las inter-relaciones inter-nacionales de inter-curso», dice, por si alguien se apunta.<br /></span>Unknownnoreply@blogger.com1